domingo, 22 de julio de 2012

ODA A LA VIDA


La noche entera 
con un hacha
 
me ha golpeado el dolor,
pero el sueño 
pasó lavando 

como un agua oscura 
 
piedras ensangrentadas.

Hoy de nuevo estoy vivo.
De nuevo 
te levanto,
vida,

sobre mis hombros.

Oh vida, copa clara,
de pronto 
te llenas

de agua sucia,
de vino muerto,

de agonía, de pérdidas,
de sobrecogedoras telarañas,
y muchos creen
que ese color de infierno
guardarás para siempre.

No es cierto.

Pasa una noche lenta,
pasa un solo minuto
y todo cambia.
Se llena 
de transparencia

la copa de la vida.
El trabajo espacios
nos espera.

De un solo golpe nacen las palomas.
Se establece la luz sobre la tierra.

Vida, los pobres 
poetas

te creyeron amarga,
no salieron contigo
de la cama
con el viento del mundo.

Recibieron los golpes
sin buscarte, 
se barrenaron

un agujero negro
y fueron sumergiéndose
en el luto 
de un pozo solitario.


No es verdad, vida,
eres 
bella

como la que yo amo
y entre los senos tienes
olor a menta.

Vida, 
eres
una máquina plena,

felicidad, sonido 
de tormenta,
 
 ternura 
de aceite delicado.
 
Vida, 
eres como una viña:

atesoras la luz y la repartes
transformada en racimo.

El que de ti reniega 
que espere

un minuto, una noche,
un año corto o largo,
que salga 
de su soledad mentirosa,

que indague y luche, junte
sus manos a otras manos,
que no adopte ni halague
a la desdicha, 
que la rechace dándole

forma de muro,
como a la piedra los picapedreros,
que corte la desdicha
y se haga con ella 
pantalones.

La vida nos espera
a todos 
los que amamos

el salvaje 
olor a mar y menta

que tiene entre los senos.
 

Pablo Neruda
 

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