viernes, 22 de junio de 2012

"LA DUALIDAD"



"DEFICIÓN Y COMPONENTES DE LA DUALIDAD"

La estructura dual está presente en todas ellas porque la vida se manifiesta de forma polar. Es un modo muy sencillo de comprender la psique humana: Si bien partimos como Uno, estamos estructurados en Dos: nuestra personalidad o EGO y nuestra esencia y parte interna perenne o ALMA. Desde esa perspectiva, podemos llegar a dos puntos importantes: la POLARIDAD (masculina y femenina) y la expresión de modelos o ARQUETIPOS, según su vibración; Alta (LUZ) o Baja (SOMBRA).
El ego es nuestra personalidad, y se podría definir cómo aquél conjunto de elementos y herramientas que utilizamos para aproximarnos, desgranar y actuar sobre la realidad. Se puede descomponer en 3 partes: instintos o acciones, emociones y pensamientos. Actuamos, sentimos y pensamos y con ello interactuamos con la realidad más densa.
El Alma es aquella parte perenne, innata en cada uno. Se forma a partir de experiencias individuales, y va creciendo en función del partido que se saca de ellas. Responde a la ética, entiende los valores universales, el concepto de grupo, y es capaz de ver la realidad como un conjunto a partir de la abstracción. Residen en el Alma aquellas características que nos hacen únicos respecto a los demás.
El Alma necesita del ego para tomar tierra y desarrollarse. Ser consciente en la materia más densa es su principal objetivo. También alinear las tres partes del ego para poder pensar, sentir y actuar correctamente y así evolucionar, despertar a la consciencia. Ese aprendizaje se integra en el colectivo, así que siendo conscientes también hacemos conscientes a los demás.
La Polaridad responde también a esa división, pues el ego es masculino y el Alma femenina. El ego se desarrolla mejor a través de hemisferio izquierdo del cerebro (eléctrico) y el Alma a través del derecho (magnético). La Evolución empieza por el izquierdo porque da la racionalidad, el sentido lógico y el método. Y cuándo está desarrollado el Alma puede entrar en acción a través de la abstracción.
Si bien una respuesta “eléctrica” no se plantea si es la más acertada, una respuesta “magnética” tiende a buscar alternativas.
La consigna básica en cuanto a la polaridad es conocer ambas opciones, para luego utilizar una u otra en función de las necesidades y de la respuesta que se nos pida. El Sabio sabe manejar ese juego de atracciones actuando en el camino del medio, aquél en que la decisión correcta está en la justa ponderación de ambas.
Los arquetipos son modelos psicológicos. Carl G. Jung desarrolló este concepto y los describió como imágenes y formas universales procedentes de nuestro pasado evolutivo. Son comunes a todos (residen en el inconsciente colectivo) y son expresables en su vertiente positiva (de luz) o negativa (de sombra).
El arquetipo del Guerrero, por ejemplo, es fácil de entender. En su expresión luminosa entendemos al guerrero cómo aquél que lucha por un bien común, que es disciplinado, que sólo desenfunda su espada cuando es necesario y se prepara aunque no haya batalla. En su expresión de sombra nos encontramos a aquél que consciente de su fuerza agrede a los demás, no sabe medir sus fuerzas, siempre presenta confrontación y la mayoría de las veces lo hace por intereses egoístas.
La correcta expresión de un arquetipo supone gestionar esa dualidad luz-sombra hasta que se conoce perfectamente. El ego cae en la trampa de la sombra. El Alma sólo sabe expresar cualidades positivas.
En sí mismos, Luz y Sombra también son arquetipos. El Bien y el Mal, Ying y Yang, Ego y Alma… la dualidad del ser humano siempre está presente en todo. El centro de ese espacio dual representa la expresión correcta y el arquetipo del Sabio, aquél que sabe cómo actuar en cada momento siendo perfectamente consciente de ello.

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